¿Qué hubiera sido de la educación en España si el Krausismo
no hubiera repercutido en ella? Quizá la educación continuaría hoy en día
ahogada por un pensamiento impuesto por decreto desde las cátedras. O quizá la
sociedad española no habría soportado esa situación mucho tiempo y la educación
se habría visto influenciada por alguna otra corriente con la necesidad de
respirar.
Y es que el Krausismo supuso una ráfaga de aire fresco en la
educación española ya que defendía tanto la tolerancia académica como la
libertad de cátedra. Buscaba un “hombre nuevo” y la creación de una “nueva
mujer”, una mujer con los mismos derechos que cualquier hombre. La llamada
coeducación. Pero no nos equivoquemos, la mujer comenzó a tener cabida en la
educación de una manera un tanto peculiar ya que no se encontraba al mismo
nivel que el hombre. Vamos, que la mujer era una simple compañera del hombre. Sin
embargo, fue el primer paso de la mujer en su etapa de desarrollo como igual.
A la vez, el Krausismo introdujo las típicas excursiones que
tanto nos gustaban hacer cuando éramos pequeños, las clases prácticas donde
aplicar la teoría (¡qué aburrimiento si el profesor se pasa una hora hablando!)
y, sobre todo, la educación activa, gradual y armónica. Armonía en el sentido
de interrelación entre materias y como característica humana. El ser humano ha
de ser ante todo honesto, tolerante, respetuoso y libre en sus decisiones, ya
sean religiosas, políticas…
Pero, ¿dónde quedan hoy esos valores, esa forma de vida
Krausista? Quizá no se les haya dado el valor que realmente tienen y se han
desechado, pero no solo por parte de la escuela, la educación depende de los
padres y actualmente ellos la dejan en manos de los profesores, que poco pueden
hacer sin su ayuda.
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