¡Qué cantidad de problemas tenemos hoy en día! Y, ¿por qué?
En nuestra vida tenemos momentos buenos, malos y nefastos. Surgen problemas y
nos agobian, pero ¿cómo resolverlos? No todo el mundo sabe cómo afrontarlos, pero
¿y si nos enseñarán a tomar decisiones?
El método Montessori se centra en esta práctica, motivar a
los niños a tomar decisiones para resolver problemas y escoger alternativas
apropiadas. Siempre con el apoyo de la profesora que hace hincapié en la pureza
del niño. Y, ¿cómo se consigue? Incitando al niño a dar su opinión para
comentarla y discutirla en grupo, para que su confianza aumentara y el niño
fuera capaz de enfrentar por sí solo cualquier reto o cambio.
Pero claro, cada niño es un mundo y su manera de aprender es
distinta. Las escuelas Montessori dejan que sea el niño el que marque su propia
velocidad para aprender, el que elija su propio trabajo en función de su
interés y su habilidad. Pero, ¿y si a un niño no le interesan las letras ni
quiere descubrir cómo leer o escribir? ¿Lo permitiríamos? Según este método los
niños en un momento de su vida aumentan su interés en cosas nuevas y distintas.
Pero, ¿a cuántos se refiere cuando dicen “los niños”?
Este método solo está desarrollado en educación primaria,
entonces, ¿qué ocurriría con un niño Montessori al llegar a secundaria? ¿Sería
capaz de adaptarse a una nueva forma de enseñanza? Según el método Montessori,
sí, porque fueron educados para afrontar y resolver problemas. Y, ¿cómo sería
su relación con otros compañeros que siguieron una enseñanza distinta?
Seguramente, muchos adolescentes lo tratarían como “el raro” solo por pensar y
actuar distinto, se meterían con él e incluso lo excluirían, siendo pesimistas.
Así que, habrá que confiar en el método Montessori.
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